Códigos de conducta en la empresa. ¿Por qué deben estar regulados?
La actividad empresarial hoy en día es muy compleja. Las empresas se hallan inmersas en una serie de obligaciones, de diversa índole, que requieren todas ellas de una adecuada especialización y de una determinada previsión legal.
En este sentido, existe ya un cumplimiento en materia de protección de datos, la LOPD; una Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y su consiguiente desarrollo reglamentario; y una compleja y profusa normativa en materia tributaria y de las obligaciones de los trabajadores.
Pero, ¿qué ocurre con los códigos de conducta? ¿En base a qué deben exigirse? Los códigos de conducta añaden una imagen ética y de compromiso social a la compañía. Sin embargo, en esta materia no existe expresamente una normativa que prevea la existencia de unos códigos de conducta empresariales.
Los códigos de conducta. Legislación actual
1. La legitimidad jurídica de los códigos de conducta se contempla en el artículo 5.c del Estatuto de los Trabajadores, estableciendo que:
“Los trabajadores tienen como deberes básicos cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio regular de sus facultades directivas”.
Si bien éste es el soporte legal para establecer el código de conducta de las empresas, el contenido debe ir más allá de lo que es su régimen disciplinario.
2. Existe la norma ISO 26000 de Responsabilidad Social. Esta ISO no es certificable y no atañe a los sistemas de gestión. Sin embargo, ésta sí contiene principios fundamentales para comprender qué materias conforman la responsabilidad social y, por consiguiente, saber qué aspectos regular nuestro código de conducta.
En contrapartida, cabe apuntar a que la Responsabilidad Social abarca la acción de la empresa tanto a nivel interno como externo y frente a terceros, por lo que no regula específicamente a los códigos de conducta, que únicamente afectan, de manera directa, al personal de la empresa.
Lo que se escapa a la regulación de los códigos de conducta en las empresas
Podemos afirmar pues que los códigos de conducta regulan prácticas justas de operación por el personal de la empresa en el ejercicio de sus tareas. El objetivo principal es que cada uno de los trabajadores interiorice esos principios, valores y comportamientos éticos que, en todo momento, deben regir su actuación en el seno de la empresa.
Sin embargo, muchas empresas carecen de una regulación específica con respecto a los códigos de conducta que contemplen, por ejemplo:
-Normas que garanticen la igualdad de género.
Si bien esta materia está regulada por la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, ésta no es de obligado cumplimiento para empresas de menos de 250 trabajadores. Por tanto, cabe contemplar la implantación, por parte de las pymes de ciertos códigos de conducta que garanticen la igualdad, erradiquen el sexismo y el acoso, favorezcan la conciliación y hagan la empresa más justa y equitativa.
-Normas que abarquen específicamente las prácticas anti-corrupción.
La comisión de delitos o faltas en el ejercicio laboral de las funciones en nombre de la compañía es otra de las cuestiones a regular en cuanto a códigos de conducta. Y es que, según un informe elaborado por el centro de estudio EY y publicado en El Confidencial, el 42% de los trabajadores encuestados justifica al menos haber realizado alguna conducta poco ética en su puesto de trabajo, como como pagos en negro, regalos en forma de entretenimiento, obsequios personales o incluso manipulaciones de resultados.
Por ello, un adecuado código de conducta que regule de forma específica el control de estas prácticas evitará la responsabilidad penal de la empresa, labor fundamental del Compliance Officer.
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